Cuando
observamos algo que no nos gusta de nuestra pareja y sentimos
desagrado o rechazo, nos
indica que de alguna manera este aspecto
existe en nuestro interior, si no, no lo veríamos. Ya que lo que
nos
es ajeno nos es invisible o no puede molestarnos.
Nuestro
inconsciente utiliza el mecanismo de la proyección para hacernos
pensar que el defecto esta
fuera, “lo tiene mi pareja, no yo”.
Nos protege.
Todos
los mecanismos se pueden dar en diferentes volúmenes, podemos
ser conscientes de ellos y
utilizarlos a nuestro favor, volumen
bajo. O pueden ser inconscientes, con lo que no podemos controlarlos
y
nos pueden herir o hacernos infelices, serían los volúmenes
altos.
La
proyección, como cualquier otro mecanismo, a volumen bajo o
consciente nos protege, nos
permite anticipar lo que mi pareja
hace conmigo. A volumen alto o inconsciente interrumpe, en
este caso
interrumpe la comunicación con mi pareja.
Ya
que atribuyo a mi pareja
sentimientos, pensamientos o impulsos mios
que me niego o no puedo
aceptar en mi mismo.
Hago
responsable a mi pareja de lo que tiene origen en mi mismo. Imaginaos
lo
peligroso que es esto para la comunicación:
“yo
culpo a mi pareja de pensar en abandonarme... (cuando ese impulso
nace de mi, pero yo no soy
consciente y por supuesto no pienso
aceptarlo ni admitirlo), con que cara me responde mi pareja ante
este
ataque infundado que nada tiene que ver con él.... Dificultará
que nos comuniquemos”
El
proyector utiliza constantemente la frase “por tu culpa”, suele
usar un discurso acusador y
cuantificadores universales “siempre
igual” “nunca lo haces”
. Así que si te descubres usando estas
fórmulas... podrías estar proyectando.
Detrás
de este mecanismo suele esconderse una necesidad de reconocimiento.
Tiene sentido, ya que si yo no puedo reconocer en mi mis
sentimientos, impulsos o pensamientos... necesito que alguien lo
haga.
En
las relaciones de pareja proyectamos cuando nos va bien y cuando nos
va mal. Cuando nos enamoramos,
proyectamos en la pareja nuestras
potencialidades, y las admiramos en la pareja, porque creemos no
tenerlas.
Y
cuando nos va mal proyectamos los defectos que nos son propios y por
eso son los que menos soportamos.
“A
menudo pensamos que “conocemos” a las personas cuando en verdad
lo que estamos haciendo es
proyectar sobre ellas nuestra propia
realidad”
AROA NAVARRO CABO
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