La
amígdala es, por así decirlo, el centinela emocional del organismo,
tiene un papel esencial en las reacciones de rabia y cólera. Es como
un almacén de memoria emocional primitivo.
Es
la encargada de respuestas de rabia que damos ante algunos estímulos,
siendo estas respuestas muchas veces desproporcionadas al estimulo
que las provoca.
Cuando
esto ocurre yo le llamo “secuestro de la amígdala”.
La
respuesta al Estímulo se da a partir de la conexión entre el
estímulo actual y el recuerdo primitivo.
Cuando
la amígdala nos secuestra:
Puede
anular o dificultar las funciones del pensamiento, ya que interrumpe
las conexiones entre el área prefrontal y el sistema límbico,
quedando la capacidad de empatia bloqueada.
La
sensación la describimos como “me cegué” “no podía
controlarme” “no era yo”...
¿Que
podemos hacer?
Mi
respuesta favorita: Tomar consciencia!
Detectar
las sensaciones que nos revela el cuerpo antes de entrar en
“secuestro”, hacernos conscientes de que eso nos ocurre,
registrarlo y tratar de tomar el control, de no permitir que la
amígdala nos lo arrebate.
Suena
sencillo, así escrito, pero no lo es y nos secuestrará muchas veces
más pero cuanta mas consciencia tengamos de que esto ocurre y cómo
nos ocurre, se lo ponemos un poco mas difícil.
Aroa
Navarro Cabo
Quiero aclarar que la amígdala a la que me refiero es la ubicada en el cerebro, no a las de la garganta, que nada tienen que ver con esta entrada. Ambas deben su nombre a si forma almendrada, ya que amígdala significa Almendra.
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